Como venia prometiendo aqui esta la entrevista que muy amablemente respondio la autora mexicana Eva Leticia de sanchez , yo tuve la fortuna de leer el libro que el mes de Abril edito Ediciones B. Mi reseña AQUI .
quiero comentarles que debi leerla primero y despues leer el libro , porque no me dejo indiferente.
Madharael Ratia ¿Quién es Eva Leticia de Sánchez?
quiero comentarles que debi leerla primero y despues leer el libro , porque no me dejo indiferente.
Madharael Ratia ¿Quién es Eva Leticia de Sánchez?
Eva Letician de Sanchez : Una mujer común y corriente que ha vivido observando lo que le rodea, tratando de entender lo que vive y sobre todo, que ha buscado siempre cambiar su realidad para mejorarla. Una mujer que, por no sé qué motivo, se ha inclinado a estar con los que menos tienen, se ha opuesto a la discriminación, ha defendido el derecho de todo ser humano a vivir con dignidad. Eso es lo único relevante que puedo decir acerca de ella. Por lo demás, es una mujer convencional, que vive una vida de familia y está alejada de los circuitos literarios e intelectuales. Que actualmente estudia una carrera universitaria, a sus 53 años, por pura necedad, por cumplir con una expectativa de juventud que se vio truncada por diversas circunstancias. Nació en Hidalgo, y ahora habita en el Estado de México. Que intenta escribir literatura hace ya quince años, y para lograrlo ha asistido a diversos talleres de creación literaria.
M. R : ¿Es real Lucía Sombra?
M. R : ¿Es real Lucía Sombra?
Eva Leticia de Sanchez: Es muy curiosa la confusión creada entre la alusión a la telenovela “Lucía Sombra” y el título del libro El desencanto de las sombras. No tienen nada qué ver. Lucía Sombra es, efectivamente, una telenovela protagonizada por Ofelia Medina hace más de treinta años. Ana, en la novela, dice que cuando le piden que se asigne a sí misma un pseudónimo, lo único que recuerda es el nombre de la telenovela, y de bote pronto se autonombra “Lucía”. Pero ahora que lo preguntas, pareciera que la palabra “sombra” le va perfecta a mi personaje.
M. R :¿Es ficción hablar de la política que viven los jóvenes en México?
Eva Leticia de Sanchez: Déjame ver si entiendo la pregunta. Mmmm, creo que tendríamos que diferenciar entre las distintas formas de tratar y valorar la participación política de los jóvenes, la cual puedes abordar desde la crónica, el ensayo, la investigación científica, la crítica política o desde la literatura, eso depende de tu intención, de lo que quieres lograr, pero definitivamente esas experiencias políticas pueden ficcionarse de la misma manera que se hace con cualquier otro tema sobre el que quieras escribir. Doris Lessing ha escrito un cuento que, a mí me parece raro pero encantador, sobre los escarabajos estercoleros; no es un tema que abunde en la literatura, pero no hay nada que te impida trabajarlo desde la ficción. Creo que eso es lo maravilloso de la literatura, que te permite hablar sobre cualquier cosa.
M.R: Con cuál personaje te identificas de la novela?
Eva Leticia de Sanchez: Déjame contarte que la novela está basada en mi historia personal. Y me gustaría aclarar que, si bien yo opté por escribir una novela, es decir, elegí la literatura por encima del recurso del testimonio, para evitar el tono de víctima, El desencanto de las sombras es una novela biográfica. Está basada en la experiencia que viví durante mi juventud como miembro militante de un grupo de izquierda que se calificaba a sí mismo como radical. Nada de lo que hablo en ella me es ajeno. No podría, bajo ninguna circunstancia, escribir sobre algo que desconozco; aunque lo investigara a conciencia, siempre sonaría falso, impostado. Y creo que si algún mérito tiene mi novela, no lo digo yo, me lo ha dicho mucha gente que la ha leído, es la honestidad con que está contada, aunque todos los personajes salgan raspados. Por eso es que, volviendo a tu pregunta, Lucía es el personaje que más cercano siento, porque ella me dio su voz para contar la historia, aunque no necesariamente me identifique con ella; desde mi perspectiva de adulta, me parece que Lucía era una muchachita muy pazguata y con aires de grandeza; alguien que no quería ser común ni corriente, que quería destacar; y que el camino que eligió no la llevo a obtener lo que buscaba, sino al contrario.
M.R: ¿Cuál fue el personaje, escena o recuerdo más difícil de escribir?
Eva Leticia de Sanchez: Mira, para empezar, nunca tuve intención de escribir esta novela. Mi escritura, tal vez te pueda enviar alguna muestra, vuela por otros aires. Pero un día, tratando de terminar un cuento, de pronto me llegó a la cabeza la frase “tiene la piel suavecita”, y ella hizo que se me vinieran encima los nombres, las palabras, los apodos, los lugares. Me vi obligada por no sé qué fuerza interna a comenzar a escribir la historia. No sabía ni qué estaba haciendo. Mi maestro, Mario González Suárez, me preguntaba que qué era aquello, y yo le respondía llanamente: no sé, te juro que no sé para dónde va. Síguele, me decía él. Todo el libro fue un constante estira y afloja entre un impulso interno, ajeno a mi voluntad, para seguir escribiéndolo y el miedo al dolor que me provocaba la apertura de la puerta de esos recuerdos. No me arrepiento de nada de lo que viví, pero viví situaciones bochornosas y amargas que en nada contribuyeron a hacer crecer la seguridad en mí como persona, de modo que todo el texto fue muy difícil de escribir. Como te decía, si la intención hubiera sido dar un testimonio seguro habría caído en un tono melodramático que no me atraía para nada; evitarlo sí fue un esfuerzo consciente y voluntario, por eso el texto está permeado por la ironía y una prosa ligera, fácil de leer.
M.R: ¿Fue el mejor final para Ana?
Eva Leticia de Sanchez: Fue el final, a secas, no sólo para Ana, sino para la organización completa, que terminó por desintegrarse, porque así sucedió. Es verdad que para hacer ficción a partir de lo real, tienes que adaptar las situaciones, modificarlas para poder integrarlas al hilo conductor del texto, pero no puedes inventarlas; las puedes narrar desde una cierta perspectiva, en este caso, la de Lucía, pero no las puedes falsear porque se notaría inmediatamente. Por eso la novela no podía terminar de otro modo.
M.R: ¿Qué tan difícil es publicar en México?
Eva Leticia de Sanchez: Uf. Para mí, ha sido una odisea. Imagínate, soy del montón; mi edad no me hace muy atractiva para las editoriales: no es mucho lo que me pueden exprimir; no tengo apellidos famosos ni amigos famosos; tampoco soy la gran escritora; no he aprendido a ser lambiscona, en fin, que si de por sí que te publiquen es como si te sacaras la lotería, pues con mis desventajas está peor. No te quiero hacer el cuento largo de cuántas editoriales dictaminaron positivamente la novela, dándome alas para luego cortármelas. Para algunos es más fácil, para otros se complica y hay para quien es imposible. Por eso creo que para que suceda, también intervienen las fuerzas del destino, eso ni dudarlo.
M.R: ¿Seguirás escribiendo con la misma temática como sello personal?
Eva Leticia de Sanchez: Seguiré escribiendo, si Dios quiere, de lo que mi fuero interno determine, de lo que inquiete a esa parte de mí que se me impone y me hace ser sólo el medio para decir lo que ella quiere, así sea una sarta de tonterías. Es que, cuando he premeditado un texto, cuando lo he racionalizado, cuando yo he elegido el tema, es cuando he escrito las peores cosas; no me funciona. Y no, no tengo intenciones de volver sobre la misma temática, lo que tenía qué decir, ya lo dije en El desencanto de las sombras.
M. R :¿Es ficción hablar de la política que viven los jóvenes en México?
Eva Leticia de Sanchez: Déjame ver si entiendo la pregunta. Mmmm, creo que tendríamos que diferenciar entre las distintas formas de tratar y valorar la participación política de los jóvenes, la cual puedes abordar desde la crónica, el ensayo, la investigación científica, la crítica política o desde la literatura, eso depende de tu intención, de lo que quieres lograr, pero definitivamente esas experiencias políticas pueden ficcionarse de la misma manera que se hace con cualquier otro tema sobre el que quieras escribir. Doris Lessing ha escrito un cuento que, a mí me parece raro pero encantador, sobre los escarabajos estercoleros; no es un tema que abunde en la literatura, pero no hay nada que te impida trabajarlo desde la ficción. Creo que eso es lo maravilloso de la literatura, que te permite hablar sobre cualquier cosa.
M.R: Con cuál personaje te identificas de la novela?
Eva Leticia de Sanchez: Déjame contarte que la novela está basada en mi historia personal. Y me gustaría aclarar que, si bien yo opté por escribir una novela, es decir, elegí la literatura por encima del recurso del testimonio, para evitar el tono de víctima, El desencanto de las sombras es una novela biográfica. Está basada en la experiencia que viví durante mi juventud como miembro militante de un grupo de izquierda que se calificaba a sí mismo como radical. Nada de lo que hablo en ella me es ajeno. No podría, bajo ninguna circunstancia, escribir sobre algo que desconozco; aunque lo investigara a conciencia, siempre sonaría falso, impostado. Y creo que si algún mérito tiene mi novela, no lo digo yo, me lo ha dicho mucha gente que la ha leído, es la honestidad con que está contada, aunque todos los personajes salgan raspados. Por eso es que, volviendo a tu pregunta, Lucía es el personaje que más cercano siento, porque ella me dio su voz para contar la historia, aunque no necesariamente me identifique con ella; desde mi perspectiva de adulta, me parece que Lucía era una muchachita muy pazguata y con aires de grandeza; alguien que no quería ser común ni corriente, que quería destacar; y que el camino que eligió no la llevo a obtener lo que buscaba, sino al contrario.
M.R: ¿Cuál fue el personaje, escena o recuerdo más difícil de escribir?
Eva Leticia de Sanchez: Mira, para empezar, nunca tuve intención de escribir esta novela. Mi escritura, tal vez te pueda enviar alguna muestra, vuela por otros aires. Pero un día, tratando de terminar un cuento, de pronto me llegó a la cabeza la frase “tiene la piel suavecita”, y ella hizo que se me vinieran encima los nombres, las palabras, los apodos, los lugares. Me vi obligada por no sé qué fuerza interna a comenzar a escribir la historia. No sabía ni qué estaba haciendo. Mi maestro, Mario González Suárez, me preguntaba que qué era aquello, y yo le respondía llanamente: no sé, te juro que no sé para dónde va. Síguele, me decía él. Todo el libro fue un constante estira y afloja entre un impulso interno, ajeno a mi voluntad, para seguir escribiéndolo y el miedo al dolor que me provocaba la apertura de la puerta de esos recuerdos. No me arrepiento de nada de lo que viví, pero viví situaciones bochornosas y amargas que en nada contribuyeron a hacer crecer la seguridad en mí como persona, de modo que todo el texto fue muy difícil de escribir. Como te decía, si la intención hubiera sido dar un testimonio seguro habría caído en un tono melodramático que no me atraía para nada; evitarlo sí fue un esfuerzo consciente y voluntario, por eso el texto está permeado por la ironía y una prosa ligera, fácil de leer.
M.R: ¿Fue el mejor final para Ana?
Eva Leticia de Sanchez: Fue el final, a secas, no sólo para Ana, sino para la organización completa, que terminó por desintegrarse, porque así sucedió. Es verdad que para hacer ficción a partir de lo real, tienes que adaptar las situaciones, modificarlas para poder integrarlas al hilo conductor del texto, pero no puedes inventarlas; las puedes narrar desde una cierta perspectiva, en este caso, la de Lucía, pero no las puedes falsear porque se notaría inmediatamente. Por eso la novela no podía terminar de otro modo.
M.R: ¿Qué tan difícil es publicar en México?
Eva Leticia de Sanchez: Uf. Para mí, ha sido una odisea. Imagínate, soy del montón; mi edad no me hace muy atractiva para las editoriales: no es mucho lo que me pueden exprimir; no tengo apellidos famosos ni amigos famosos; tampoco soy la gran escritora; no he aprendido a ser lambiscona, en fin, que si de por sí que te publiquen es como si te sacaras la lotería, pues con mis desventajas está peor. No te quiero hacer el cuento largo de cuántas editoriales dictaminaron positivamente la novela, dándome alas para luego cortármelas. Para algunos es más fácil, para otros se complica y hay para quien es imposible. Por eso creo que para que suceda, también intervienen las fuerzas del destino, eso ni dudarlo.
M.R: ¿Seguirás escribiendo con la misma temática como sello personal?
Eva Leticia de Sanchez: Seguiré escribiendo, si Dios quiere, de lo que mi fuero interno determine, de lo que inquiete a esa parte de mí que se me impone y me hace ser sólo el medio para decir lo que ella quiere, así sea una sarta de tonterías. Es que, cuando he premeditado un texto, cuando lo he racionalizado, cuando yo he elegido el tema, es cuando he escrito las peores cosas; no me funciona. Y no, no tengo intenciones de volver sobre la misma temática, lo que tenía qué decir, ya lo dije en El desencanto de las sombras.
M.R: Si pudieras escribir tu epílogo personal ¿Cuál sería?
Eva Leticia de Sanchez: Escribí mi epílogo personal. Esta es una historia con un final feliz. Y es mi historia. ¿No es una maravilla?
Eva Leticia de Sanchez: Escribí mi epílogo personal. Esta es una historia con un final feliz. Y es mi historia. ¿No es una maravilla?
Gracias de nuevo a la autora por su tiempo
Gracias por la entrevista, es lino conocer a nuevos autores n.n
ResponderEliminarBesos n.n
Buena la entrevista, pero falto el saber lo que se plantea para el futuro cercano
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